Tiempo de descuento. 25 de abril martes.

No era yo, o no soy yo ahora. Era otra vida, o ¿era otra persona? Así vivo ahora muchos de mis recuerdos y es que estoy donde casi todo comenzó, un proyecto de vida conjunta con mi pareja hace 42 años.

Y es que hace 43 años éramos  dos jóvenes enamorados con muchas ilusiones pero sin un trabajo que nos ayudara a cristalizarlas, cuando de pronto y tras muchos esfuerzos, Angel aprueba por fin las oposiciones para profesores de secundaria. Y yo, un poco después,  para el Ministerio de Defensa. No era de lo mío, para entonces me quedaban dos años para acabar mi carrera, pero el futuro en el campo de la psicología en los años 80  era casi inexistente así que consciente de que sería muy extraño que pudiera vivir de ella, decidí que por el momento, comería de lo que pudiera aplicando el dicho de  “se estudia lo que se quiere y se trabaja en lo que se puede”.  

Y a Angel le destinaron a Alcañiz en Teruel, donde estamos ahora. Hoy, en 2025 con una red estupenda de autovías y carreteras, el navegador nos daba 4,30 para llegar desde casa.  42 años atrás,  la única vía más rápida que encontramos para reunirnos en Madrid era recorrer el tramo entre Alcañiz y la estación de La Puebla de Híjar en  un viejo seat 850 que nos regaló mi padre -que no era ningún adinerado sino un obrero pintor rotulista que a costa de muchísimo trabajo y esfuerzo robado al sueño,  consiguió comprarse años atrás ese coche- y de allí coger el Talgo rumbo a Madrid.  

A mi…me destinaron a Las Palmas de Gran Canaria así que una vez al mes, tomaba un avión y nos reuníamos en Madrid. Ese fin de semana, mi padre recogía a Angel en Chamartín y a mi en el aeropuerto. Eso el viernes, y el domingo deshacía la operación. Que generosidad la de él. En eso y en muchas más cosas. Yo…creo que ya no soy así por lo que valoro mucho más el tiempo y el esfuerzo que nos dedicó.

Pese a la distancia que nos separó durante nueve meses, 3000 km,  fuimos felices y nos comíamos el mundo. Era la llave para comenzar nuestro proyecto de vida. Teníamos un trabajo que nos permitiría vivir juntos. Lo demás…no importaba. Ya llegaría el tiempo de reunirnos. Y llegó.

Ahora 42 años después, regresamos a Alcañiz que ahora tiene una  estupenda área de autocaravanas donde nos encontramos ahora (.41.0518, -0.1391).  Hemos ido a recorrer un poco sus calles. Angel ha recordado una vieja pastelería, que si en un principio creía desparecida, sólo había cambiado de lugar.  Pero de su viejo instituto, donde él comenzó, no quedaba nada, ni el nombre.  Donde estuvo una vez ahora  había otro, con otro nombre y alrededor, pisos y chalets donde antes había campo. Como ha dicho él: “he trabajado en sitios que ya no existen”.

Con esa melancolía, con la sensación de que esa fue otra vida, retomamos  el regreso a la autocaravana por las empedradas y mojadas calles de Alcañiz.

El viaje ha sido triste, sobre todo a la hora de comer. Y es que nuestra amiga Tula…ya no está. Tuvimos que dormirla hace 20 días y el hueco que ha dejado no se llenará nunca. La echamos muchos de menos, la vemos y escuchamos por todos los sitios y ahora…encontramos sus pelitos por todos los rincones. La he visto pidiendo comida a Angel con sus ojitos vivarachos, y luego echa un rosquilla dormitando. Pero… ya no está.

Con nosotros ha estado 16 años, muchos y ha vivido 17.  Y a pesar de que pobrecilla se había convertido ya  casi en una carga, en una fuente de preocupación, pendientes continuamente de ella, de una anciana con una edad equivalente a la nuestra de centenaria,  la echamos mucho, mucho de menos.  Y lo peor eran las noches, que hiciera el tiempo que  hiciera salíamos con ella de paseo, y a la hora de dormir…a ver si había suerte y aguantaba  toda la noche o si no , había que sacarla a las 2 o las 4 de la mañana a que hiciera pis. En fin. Se fue, como otros tantos ya que han poblado nuestra vida: mis abuelos, mis padres, amigos….entramos ahora en un etapa algo triste. De ahí el título, tiempo de descuento y es que nos guste o no, estamos ya en él.

Mi homenaje con estas líneas a la lealtad, fidelidad y el cariño de nuestra amiga y compañera Tula. Porque ella, se ha convertido en una compañera de vida y nos he hecho mejores personas. Ella llenó en parte el hueco que dejaron nuestros hijos cuando les llegó la hora de volar. Esas hermosas cualidades que ella siempre, sin descanso, nos ha brindado, no se pueden perder y espero que cuando me llegue el momento de cruzar la línea, ella, esté allí, esperándome junto con los otros que antes que yo lo han hecho y que han llenado mi vida de amor y felicidad. Mi pequeña, mi niña peluda….te echo de menos.

Iba a escribir que siento estas reflexiones, pero no, no las siento. Hace ya mucho tiempo que escribo para mi así que mis emociones y sentimientos tienen cabida en mis relatos. Para que la lectura sea más fácil para aquel al que estas disquisiciones no le resulten relevantes, las separo en párrafos y también sugiero la lectura “en diagonal”.

En nuestro camino después de comer hemos parado en Belchite, a ver el viejo pueblo, aquel que el general golpista  Francisco Franco decidió no reconstruir para que la gente recordara la  destrucción de la guerra, una guerra fraticida que comenzó él. (https://belchite.es/cultura/80-anos-de-la-batalla/).

Lo que queda del viejo Belchite se puede ver desde fuera ya que está el perímetro vallado y unos carteles prohíben la entrada e informan de que la visita se puede concertar en la oficina de turismo de la localidad. Habría sido interesante pasearse por un pedazo de nuestra historia casi olvidada pero como no tenía pensado venir por aquí, no la preparé, así que desde lejos, echamos un vistazo a lo que quedaba de él, sobre todo los restos los  edificios religiosos y de nuevo regresamos a la autocaravana.

A unos 40 km de Alcañiz Angel toma la desviación hacia La Puebla de Híjar para hacer el recorrido que hace 42 años hacia una vez al mes, hacia la estación del tren. Poco reconoció del trayecto y una vez llegados a  la estación me dijo que parecía una estación fantasma.

Sobre las 17,30 llegamos a Alcañiz. Y aquí estamos ahora acompañados sorprendentemente por más de una docena de autocaravanas. Y digo sorprendentemente porque es martes.

Dimos un breve paseo bajo una fina lluvia por el caso viejo de la ciudad remontando hasta la plaza mayor y regresando sin entretenernos más. Me resultó todo nuevo, mis recuerdos se habían diluido con el paso de los años y apenas me quedaba alguno vago de la plaza mayor. Me resultó una ciudad bulliciosa, es más, la podría calificar de ruidosa. Era muy distinta a como yo la recordaba.

Tras cenar, no nos fuimos tarde a la cama.

El corazón de  Matarraña. Calaceite, Cretas, Valderrobres y Beceite. 26 de abril, miércoles.


Noche tranquila y mañana espléndida. Partimos sobre las 9 para internarnos en la comarca de Matarraña.

Nuestro primer destino era Calaceite. La carretera discurre entre campos tapizados por el incipiente verde de los  campos cultivados, olivares alfombrados por crucíferas blancas salteados con manzanos cuajados de flores alternándose con lo que deben ser por su tono rosáceo melocotoneros en flor, y ordenados viñedos  donde entre las vides crecen miles de florecillas blancas. Es un hermoso paisaje primaveral que disfrutamos iluminado por un hermoso sol que tanto añorábamos después de más de 20 días de lluvia casi ininterrumpida.

En poco tiempo alcanzamos nuestro primer destino, Calaceite, que dispone de una pequeña área de autocaravanas con unas vistas estupendas, donde aparcamos para trepar hacia el corazón de la ciudad de piedra.

Vamos desgranando un paisaje pétreo de piedra dorada, limpia, ordenada, de paredes alineadas que se alzan formando estrechas calles, hermosos balcones, rincones con encanto. 


Y me llama especialmente la atención la colocación de pequeñas capillas en puentes que unen dos calles a las que se accede por una escalerita de piedra lateral. Sobria, sencilla, elegante, silenciosa…parece deslizarse suavemente por sus siglos de historia. Calles solitarias, serenidad, tranquilidad.


Dejamos Calaceite para poner rumbo a Cretas a poca distancia.

Más pequeña que Calaceite, igualmente sencilla y hermosa, suspendida en el tiempo, de dorada piedra y con una bonita plaza que tiene dos calabozos en uno de sus lados.

Aquí volvemos a encontrarnos con esas curiosas capillas elevadas sobre dos calles y con balcones que unen dos fachadas. Saliendo por una de sus puertas ante nosotros se abre un hermoso paisaje donde los frutales y los olivos se adueñan de este paisaje. 

En una pequeña panadería compramos unos dulces típicos rellenos de cabello de angel, las casquetas, aunque también las tenían rellenas de melocotón , chocolate, y también compramos miel, que yo siempre aprovecho si me confirman que su origen es la zona. Y como casi siempre, lo tradicional triunfa: las casquetas de cabello de angel son las mejores.

Ponemos rumbo a Valderrobres, el pueblo más grande e importante de la comarca.

Cruzamos el río y nos hacemos un pequeño lío buscando el área. Nos vemos rodeados de mucho tráfico y de gente e intentamos salir de allí. Después de dar un par de vueltas decidimos dejar la autocaravana aparcada en una calle junto a otra  dejando atrás una explanada que figura como lugar de aparcamiento, pero encharcada por las recientes y persistentes lluvias calle y nos  acercamos caminando.

Nos recibe su puente medieval, el que atraviesa el rio Matarraña, con la estampa clásica y fotografiada del casco de la ciudad que asciende por la ladera frente al puente. Las aguas tranquilas color turquesa se deslizan suavemente.

Cruzamos el río, atravesamos el arco y nos internamos por callejuelas de dorada piedra subiendo  hasta su castillo desde donde se contempla una hermosa vista. 

Desde allí, descendemos perdiéndonos por rincones bellos sumergidos entre sus piedras,  hasta llegar al punto de partida y salir de nuestro viaje en el tiempo.

Atravesamos el puente y nos desplazamos hacia la derecha para tener una vista del conjunto abierto por el río Matarraña al que se asoman las fachadas de las casas y el hermoso puente medieval  cruzado por el transparente y sereno río para dirigimos ahora a nuestro último destino por hoy: Beceite.


Tan solo 7 km separan Valderrobres de Beceite. Dejamos atrás el aparcamiento de autocaravanas con una buena pendiente, para quedarnos a la entrada donde una señal de prohibición de circulación de autocaravanas nos desvía hacia el aparcamiento que asciende a nuestra derecha. Es una pequeña explanada de tierra donde no permiten la pernocta.

En la oficina de turismo a la entrada de Beceite, nos dan un plano para visitar la ciudad y nos informan de lo que ya sabíamos, que para realizar la ruta del Parrizal de Beceite o de las pasarelas,  las autocaravanas están prohibidas los fines de semana y en verano y que el tamaño no debe superar los 6,5 metros de largo y 2,10 de ancho. Hay unos 4 o 5 km desde el pueblo hasta el aparcamiento del Parrizal, a donde iremos mañana.

Ahora nos internamos en el pueblo más pequeño de los que hemos visitado hasta ahora. Tiene hermosos rincones, pero quizás no es el más espléndido o llamativo, aunque merece un paseo. También estamos algo saturados de la visita a las anteriores localidades que con esta suman cuatro y la arquitectura de la zona es muy similar. Así que es posible que mi juicio esté algo nublado o mediatizado por la belleza de las anteriores. De cualquier forma, tiene un bonito y relajado paseo.

Tiene un lugar especial, una poza de baño en el rio Matarraña que forma una estampa hermosa ahora que el rio viene tan cargado de agua. Allí terminamos nuestra visita, y también el día de hoy dispuestos a ver el aparcamiento de autocaravanas que hemos dejado a 1 km de  aquí, y si no nos gusta, siempre podríamos regresar a Valderrobres.

El ascenso al aparcamiento de autocaravanas para la pernocta es fácil y  tiene unas hermosas vistas sobre Beceite que tiene justo enfrente, está iluminado y cuando llegamos hay una camper holandesa a la que se unirán durante la tarde otra camper española y una autocaravana más (40.8382, 0.1825). Cuatro en este lugar perdido y en miércoles. No deja de sorprenderme.

La noche ha caído ya sobre este sitio y la temperatura ha bajado. Yo me he desmayado y me he echado una siesta de casi una hora que me ha sentado estupendamente. Espero coger el sueño esta noche.  Y vaya si lo cogí.       

El Parrizal. Entre agua y roca. 27 de marzo, jueves.

Morella, 20h,  área de autocaravanas. Un lugar tranquilo aunque en medio de la nada, frente a esta hermosa ciudad que escala la colina y que hemos visitado ya dos veces más.

Hoy ha sido un día duro. Poco después de las 9 nos hemos dirigido para hacer la ruta del Parrizal de Beceite, dicen que una de las más hermosas de la zona.  Las entradas se sacan por internet, 8 euros por persona. Las autocaravanas pueden acceder de lunes a viernes exceptuando la temporada estival en que están  prohibidas limitando las medidas.

Pensé que  con nuestras dimensiones sería fácil el acceso pero una vez atravesado Beceite sorteando camiones y maquinaria diversa de obras en el pueblo,  nos internamos en los 4 km que separan el pueblo del comienzo de la ruta. Realmente yo creo que son 6km.

Pero me sorprende una carretera estrecha donde en algunos tramos, sobre todo al inicio, cabemos únicamente  nosotros y bastante justos con un pequeño terraplén a un lado. Plegamos los espejos. Transcurrido este estrecho inicio, observamos ya en el camino lugares donde poder apartarse. No obstante, vamos tranquilos porque a estas horas no puede haber ningún vehículo, y menos autocaravanas, que salgan. Lo cierto es que hicimos el recorrido bastante intranquilos, cada vez nos gustan menos las “estrecheces” y no comprendo que no hayan arbitrado algo para facilitar el acceso, desde un semáforo a cada extremo que  se cerrara durante 15 minutos o 20 minutos en un sentido abriéndose en el otro, que es lo que se tarda en hacer el trayecto, o poner una persona en cada extremo con un intercomunicador. Pero no, se hace a pelo.

Discurridos estos kilómetros, un joven recoge nuestra entrada y ante mi comentario sobre la estrechez del camino, nos dice que seguramente a partir de las 13 horas ya no entre nadie. Le pregunté si tenían identificadas las autocaravanas o camper que podían subir ya que al adquirir la entrada hay que anotar la matrícula del vehículo, pero responde que carecen de este dato.

Dejamos la autocaravana aparcada y sobre las 10 iniciamos esta ruta de 8 km ida y vuelta y unas dos horas y media.

Al principio se camina por una ancha pista y nada más comenzar una señal nos indica unas pinturas rupestres al otro lado del rio, pinturas que apenas se distinguen en la parte inferior de la pared.

Continuamos introduciéndonos en este estrecho siempre al lado del agua que discurre transparente de un color verde esmeralda muy hermoso. En determinados tramos y para salvar el rio, hay unas pasarelas de madera que se eleven sobre él y que nos permiten continuar fácilmente.

Así, la senda se va desarrollando entre una vegetación típicamente mediterránea como pinos, encinas, boj, acebos, y tímidas florecillas como prímulas que comienzan ya a asomarse. Nuestro camino transcurre prácticamente en solitario y bajo un cielo nublado pero sin amenaza de lluvia.


Al final del camino la senda se estrecha desapareciendo y caminamos únicamente por pasarelas de madera sobre el rio. Gigantescas paredes de granito se elevan estrechándose hasta que casi impiden la entrada de luz. Un plácido y transparente río discurre a nuestros pies.

Este final es de oro, es una maravilla y en el silencio de la soledad sobreviene la consciencia de la pequeñez que somos en esta inmensidad y estamos solos, otra delicia que nos permite disfrutar más de este peculiar y hermoso lugar.

Continuamos desplazándonos por las pasarelas como si flotáramos sobre las limpias aguas y custodiados por estas inmensas paredes graníticas, pero  en poco tiempo se acaba deshaciéndose  la magia que nos ha acompañado en este espectacular final, aunque aun nos queda el regreso por este trozo de una gran belleza.

Deshacemos el camino y ahora nos vamos encontrando con más gente que sube.

Tras unas tres horas llegamos al aparcamiento. Son las 13 horas y nos dice el joven de la entrada que desde hace unos quince minutos no sube ningún vehículo y que únicamente tiene pendiente un turismo con tres ocupantes. Bueno, esperemos que no piensen en subir ahora, coincidiendo con nuestro regreso.

Así que catorce minutos pasadas las 13 iniciamos el regreso que hacemos con tranquilidad aunque tenemos un turismo detrás al que le oímos pitar un par de veces, pero me resulta tan extraño que no pienso que sea por nosotros.

Al entrar en el pueblo una señal nos obliga a ir por un lugar diferente a por donde vinimos. Dadas las estrecheces, me detengo y pregunto confirmándonos que no había problema, pero el turismo de detrás, insiste en tocar el claxon. Me enfado mucho. No son conscientes de que nos movemos con un vehículo mucho más grande que el suyo y que  presionarnos de esa manera no conduce a nada.

Pero bueno, los años nos han enseñado que es mejor ignorar a este tipo de personajes y me vino a la cabeza la canción esa de “viva la gente, la hay donde quieras que vas….” Etc., que oímos en nuestra juventud. Pues yo digo ya eso que viva, pero eso de que “es lo que me gusta más” va a ser que no. No me gusta. Solo los míos, unos pocos, elegidos….los irrespetuosos, maleducados, me sobran y a mis años, no me preocupa no disimularlo.

Ponemos rumbo a La Fresneda una localidad declarada conjunto histórico. Llegamos sobre las 14 horas.

Descubrimos un pueblo con una arquitectura popular muy similar a los que visitamos ayer, pero aquí aparece una peculiaridad: una de las calles que conducen a la plaza aparece completamente porticada con hermosos arcos de piedra de medio punto, que permite circular protegiéndose de laS inclemencias del tiempo.

Calles pequeñas perpendiculares a esta calle central, tienen una belleza especial y sus nombres, también: silencio, serenidad…También descubrimos que las herramientas de trabajo están en las paredes y las escaleras, soportadas desde el techo. Curioso y bonito lugar. Pero nos perdemos la cárcel que por la hora que es, está cerrada. De hecho, el pueblo está semivacío y casi desde la misma calle podemos oir las conversaciones de los vecinos en el interior de sus viviendas.

Regresamos a la autocaravana. Pasan treinta minutos de las 14,00. Hora de comer, pero el sitio no es bonito, por lo que decidimos poner rumbo a Rafales. Comeríamos por el camino o una vez llegados allí.

La carretera que une La fresneda con Rafales es muy mala, con muy mal firme, ancho escaso, y sinuosa, pero discurre por unos hermosos paisajes, bosques de pinos que se alternan cerca de las poblaciones con pedazos donde los olivos, almendros u otros frutales   deshacen la monotonía del verde paisaje

En media hora llegamos a rafales donde hay un aparcamiento en la misma carretera. 

Después de  comer nos acercamos a pasear por esta población también declarada conjunto histórico artístico. 

Y es bonita, peculiar, con también una calle que da a la plaza mayor, porticada, pero quizás no es tan espectacular como en La Fresneda. Si se tiene tiempo, se puede dedicar unos minutos a pasear por aquí, y si no, quizás podría ser prescindible una vez que se ha visitado La Fresneda.

Ahora ponemos ya rumbo a nuestro lugar de pernocta de hoy, Morella, (40.6239, -0.0916 ) ya que no encontramos buenos lugares antes. Y aquí estamos, acompañados de una decena de autocaravanas más,  y esta vez, dominan las extranjeras. Algunas parecen viajar en grupo.

Mañana pondremos rumbo a Mirambel.      

Hemos cargado y descargado agua después de ducharnos para tenerlo todo hecho mañana. Eso sí, hemos tenido que esperar a que una camper polaca nos dejara sitio después de estar una media hora realizando labores de no se sabe qué aunque nos daba la impresión de que ha colocado la camper sobre la plataforma de desagüe y tranquilamente se ha duchado su pareja. Así, cómodamente, ha aprovechado para descargar y volver a cargar el agua gastada. Cada vez contemplamos más comportamientos donde se ignora a los demás posibles usuarios. Primero yo, luego yo y …el que venga detrás…que arree.

Por el Maestrazgo hacia Teruel. 28 de Marzo, viernes

Noche fría pero tranquila. Dejamos el área para dirigirnos a Mirambel. En principio habíamos pensado dar un paseo por Morella, pero nos pareció una ciudad inhóspita para las autocaravanas. No vemos ningún aparcamiento accesible para realizar la visita. No parece tener mucho sentido que esta ciudad disponga de un área de autocaravanas gratuita pero desde donde es imposible acercarse y que no tenga un aparcamiento que permita desplazare cómodamente para realizar una visita.  A veces pienso que muchas áreas han sido creadas por que el pueblo vecino tiene una y ellos no van a ser menos, o porque se ha destinado dinero para ello y si no se construyen  se pierde.

En estas reflexiones ponemos rumbo a Mirambel a donde llegamos poco antes de las 10 de la mañana. Según Angel, hemos visitado esta pequeña localidad hace 42 años. Yo no me acuerdo, pero de nada. ¡Qué lástima!. El olvido es como si no hubiera estado aquí nunca, pero me consuelo pensando que en su momento y mientras duró el recuerdo, me aportó y enriqueció.


Dejamos la autocaravana en unos aparcamientos a lo largo de la carretera y atravesamos la muralla de la ciudad custodiada en uno de sus lados por un torreón cónico y estilizado, que nos asoma a una rectilínea calle de casonas de piedra dorada y balcones de madera. Nos adentramos  de lleno en la capital de las guerras carlistas y ya en la comarca del Maestrazgo.

Por el lado interior de la muralla podemos contemplar y admirar con sorpresa una gran balconada  de madera que en su parte superior presenta unos cierres peculiares a modo de celosías con motivos geométricos pero de barro  combinadas con celosías más pequeñas de madera. Se trata del portal de las Monjas.

Paseamos en el silencio de estas calles empedradas, en las que a ambos lados se elevan  muros de piedra dorada descubriendo palacios y hermosas casas solariegas que se alternan con otras de construcción más sencilla. Y lo hacemos en completa soledad así que me invade una extraña sensación de mágica atemporalidad.

Mirambel conserva uno de los cascos históricos más bellos de Aragón  siendo uno de los pueblos más bonitos de España y  con  su perímetro completamente amurallado. De este pueblo destacan también sus hermosas rejerías y carpintería de las que vamos disfrutando en nuestro paseo.

Atrás dejamos esta bonita localidad  para poner rumbo a Cantavieja que encontramos encaramada en lo alto de un promontorio con unas vistas excepcionales desde uno de sus lados.

Y aquí sí que no habíamos estado años atrás. Aparcamos también en la misma calle y descendemos unos metros para internarnos por su calle mayor hasta la plaza del Ayuntamiento, porticada, como las que hemos visto últimamente.

Y si bien esta localidad es bonita, a mi juicio, puede ser prescindible y lo que más destacó fue la elegancia y sencillez de su plaza mayor porticada, una de las más bellas de Aragón.

La dejamos atrás tomando una decisión de última hora. Nos acercaríamos  a La Iglesuela del Cid, a tan solo 11 km y que sí que visitamos años atrás.  Y según nos aproximábamos no hacia más que pensar como 40 años atrás pudimos visitar en el mismo día  Beceite, Valderrobres, Mirambel y La Iglesuela del Cid, partiendo y regresando de Alcañiz. Y tuvo que ser en el día porque no recuerdo haber hecho noche, aunque tengo mis dudas de que parásemos en Valderrobres.

He de decir también que en principio había planificado acercarnos a visitar Rubielos de Mora y Mora de Rubielos pero había  mucha distancia desde la Iglesuela y las carreteras por aquí ni son buenas ni están bien conservadas. Por otro lado ya  llevábamos cierto cansancio de ir saltando de pueblo en pueblo y como todos tenían una fisionomía similar, llegó un momento en que comienza a saturarnos, así que decidimos no ir y sustituirlo por La Iglesuela donde además se añadía al recuerdo de una comida que hicimos  por 100 pesetas de las de antes.

Al igual que en los otros pueblos, aparcamos en la misma carretera principal.

Esta localidad tiene la peculiaridad de que parece estar dividida por el curso de dos arroyos que la atraviesan de lado a lado y a lo largo de los cuales han respetado terreno para hacer huertas. Así las casas se yerguen unas sujetando a las otras, y abiertas a estas dos riachuelos.

Pero si por algo destaca esta localidad es por su impresionante paisaje de “arquitectura en Piedra Seca”, uno de los mejores de todo Aragón y de Europa. Está declarado Bien de Interés Cultural y está formado por unas 150 casetas rodeadas por decenas de kilómetros de tapias y caminos. Por esto se ha incluido en la lista de «Pueblos Mágicos de España«. Y es que impresiona esta vista de casas en las que unas parecen sujetar a otras dando la sensación de que si una cae, arrastraría a las demás como si un dominó se tratara.

En otros rincones aparecen edificios más nobles que destacan sobre las demás. Aquí observamos un artesonado bajo de los tejados de dos  casas o palacios que son una maravilla. Y es que en los siglos XVI y XVII las familias nobles, enriquecidas con el comercio de la lana, construyen numerosos palacios y casas señoriales de estilo renacentista.

Al igual que las dos anteriores poblaciones, La Iglesuela del Cid se vio afectada en el siglo XIX por las guerras carlistas, en las que se enfrentaron liberales y carlistas.


Veo una tienda de jamones que algún viajero recomienda en park4night y pecamos. Salimos de allí con un queso de cabra de la zona,  chorizo y más frutas de Aragón, porque las que compramos en Alcañiz comenzaban a escasear de la mano de Angel.

Y ahora ponemos final al día dirigiéndonos al área de autocaravanas de Teruel  a 100 km de aquí y que si el navegador nos da 1,30h  para llegar, nosotros nos tomamos dos. La carretera, sinuosa, en mal estado y con obras, discurre por unos paramos desangelados, donde durante kilómetros y kilómetros no vemos nada, solo boj, pinos y sabinas. Tierra dura que no me extraña que lleve consigo la despoblación y es que Teruel es la región española más despoblada. Incluso durante kilómetros perdemos la cobertura hasta de llamadas, cosa que casi me parece increíble.

En un punto de la carretera y al pasar un turismo, nos salta un chinarro al parabrisas. Afortunadamente y aparentemente no nos ha hecho nada, lo que confirmamos en una gasolinera. El impacto, situado en la parte superior junto a donde está el espejo retrovisor interior,  parecía muy leve. Esto fue confirmado después cerca de casa. Añadieron además que por su situación, era probable que se rompiera toda la luna teniendo que sustituirla lo que ya tuvimos que hacer hace un par de años, y no fue tan sencillo.

Ahora estamos ya en el área de Teruel, (40.3330, -1.0860) a las afueras de la ciudad, pero también he leído que hay autobuses que acercan al casco viejo, como era lógico pensar estando al lado de una zona comercial. El área es gratuita y a la hora que entramos, las 15, está casi llena. Alguna se va, pero inmediatamente su hueco es ocupado por otra. Leo quejas de alguien que dice que la gente no respecta la estancia máxima e impiden que los itinerantes puedan pernoctar. Mañana iremos a visitar la ciudad y seguramente pasaremos también la segunda noche.

Teruel, la desconocida capital. 29 de marzo, sábado

Noche fría y tranquila. El día amanece luminoso pero frío y se levanta un aire gélido que hace que nos abriguemos de cara a nuestra visita a la ciudad. La temperatura exterior dice que son 6ºC, 4ºC por el aire fuerte que se ha levantado.

Después de desayunar nos dirigimos al centro histórico de la ciudad para lo cual nos acercamos a la parada del autobús que está en una calle que sale a la izquierda de la rotonda principal donde se encuentra la gasolinera de Repsol. Allí hay una marquesina y deducimos que hoy sábado los autobuses pasan cada media hora, a las punto y a las media. Quedan veinte minutos para las 10 pero mantenemos una animada charla con una pareja francesa que también espera en la parada. No hablan español, pero con el francés de Angel y el poco inglés mío nos contamos algunas anécdotas.

Afortunadamente el autobús fue puntual y nos recoge dejándonos a la entrada de lo que es el casco viejo de la ciudad.


Ascendemos por una calle y enseguida damos con la magnífica torre mudéjar de El Salvador que parece sacada del contexto que la rodea, como si no tuviera que estar allí.

Esta edificación del mudéjar aragonés se catalogó a finales del siglo pasado como Patrimonio de la Humanidad.​ Fue erigida durante el esplendor del reino de Aragón en el siglo XIV, cuando aún la población musulmana vivía en la ciudad gracias a los fueros de Alfonso II.

La parte superior se encuentra  adornada con la característica cerámica en tonos verdes y blancos que forma estrellas de ocho puntas.

Continuamos subiendo hasta llegar a la plaza del torico, el centro neurálgico de la ciudad desde sus orígenes medievales. Antiguamente denominada plaza Mayor o del Mercado. De aquí salen ocho calles aunque su punto más emblemático está en la  pequeña escultura del Torico de mediados del XIX, elevada sobre un alto pedestal, en donde, además, está la fuente central.

En esta plaza porticada aparecen algunos edificios modernistas como la casa del torico de 1912

Desde  allí nos acercamos a la catedral de Santa Maria de Mediavilla, del XII. Actualmente es el templo más importante de la ciudad de Teruel y uno de los más significativos edificios aragoneses de construcción mudéjar. Conserva elementos tan importantes de este estilo artístico como la torre, el cimborrio y la techumbre, declaradas Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Hasta ahora, no había podido contemplar construcciones mudéjares de esta magnitud y belleza. Nos adentramos en su interior donde se celebra misa y admiramos el artesonado del techo, sobre todo en la nave central que es considerada   un hito del arte mudéjar. Denominado “ artesonado de par y nudillo” es un tipo de techumbre de madera característico del arte mudéjar,  decorada con bellas pinturas que ilustran la sociedad medieval turolense del siglo XIII combinado con motivos tallados variados: vegetales, geométricos, figurados…

Dejamos atrás la catedral para dirigirnos a la torre de San Martín, muy parecida a las anteriores, ejemplo de la tipología de torre alminar almohade. Está decorada con cerámica vidriada en verde y blanco y paños horizontales de distintas alturas con un gran repertorio decorativo  predominando las estrellas de ocho puntas blancas y con orla verde.

Y de allí ponemos rumbo al mauselo de los amantes de Teruel, el monumento más famoso de la ciudad recibiéndonos la tercera torre mudéjar de la ciudad y más antigua, la de San Pedro una “torre-puerta” que en su parte inferior presenta una  paso abovedado de cañón apuntado que permite la circulación .

Unido a esta torre se encuentra la Iglesia de San Pedro y junto a ella,  se hayan los sarcófagos  de los amantes de Teruel, destino turístico por excelencia realizados por el escultor Juan de Ávalos. 

Aparecen representados Isabel de Segura y Diego de Marcilla, dos jóvenes turolenses en el siglo XIII que vivieron historia de amor tan bella y trágica que no ha caído en el olvido a pesar del paso de los siglos. Historia muy parecida a la de Romeo y Julieta.

Los sarcófagos son  de una gran belleza  y delicadeza y el detalle de sus manos intentando tocarse son de una gran expresividad y emotividad.

Entramos en la iglesia y nos impresiona el colorido y la belleza. El claustro, distinto a los que he visto hasta ahora, pero no es de mis favoritos.


Ahora ya, visitado quizás lo más relevante de la ciudad, nos acercamos a los aljibes medievales de la ciudad, a los que se accede por una calle lateral de la plaza del torico.

Están situados en el subsuelo y servían para recoger el agua de lluvia. Están cubiertos de una bóveda de cañón apuntado. El de arriba se le denomina el aljibe somero o susano y el de abajo como fondonero o yusano. Estos dos depósitos conforman una red de pasadizos visitables de 400 metros que estuvieron en uso hasta el siglo XIX. Después se utilizaron como escombreras y como refugios durante la Guerra Civil. Interesante visitarlos.

Y de allí terminamos la visita en las murallas de la ciudad junto al acueducto renacentista de Los Arcos.

Eran tan solo las 12,30 cuando lo damos por finalizado. Estamos ya algo cansados además de que el gélido viento no nos ha dado tregua y resulta realmente desagradable, así que decidimos atravesar de nuevo el pequeño casco de la ciudad para ir a la parada del autobús.

Nada más llegar, aparece el autobús por lo que nos evitamos una posible espera de hasta media hora, así que disfrutando de nuestra suerte, en unos 15 ó 20 minutos estamos en la parada donde lo tomamos a las 10, hace casi tres horas.

Poco después de las 13h estamos ya en la autocaravana y decidimos darnos unas duchas, comer y dedicamos la tarde a descansar. Angel parece que se ha resfriado. Yo no lo quiero pensar porque casi casi que estoy saliendo de un catarro muy fuerte que me ha durado 20 días y me ha traído de cabeza . Otro ahora…. Tarde de infusión calentita, y manta y sin salir de la autocaravana porque el aire a las 20 horas no ha cesado y la temperatura que se da para esta noche llega a los -2 ºC.

Aunque se me ha pasado por la cabeza esta mañana levar anclar y dirigirnos a Albarracín, lo hemos descartado. Sería llegar al área para visitar por la tarde la ciudad, y estamos ya cansados. Después de comer…somos ya poca cosa y preferimos madrugar y tener una mañana intensa para dedicar la tarde al reposo.  Cada vez nos cuesta más. ¡Aun recuerdo aquellos primeros viajes en tienda de campaña cuando regresábamos con varios kilos de menos!

Pasan quince minutos de las 20h y parece que el aire se ha calmado. Al igual que ayer, el área está llena.

Descubriendo lugares únicos. 30 de marzo domingo

Noche fría, fría. Dos grados negativos. Pero la mañana es espléndida, soleada y luminosa.

Pese al cambio de horario nos levantamos pronto. Tenemos que cargar y descargar aguas y llegar a Albarracín parando antes en el acueducto de Albarracin-Gea-Cella.

La zona de carga y descarga de aguas tiene hoy difícil acceso y con nuestros 6 m tenemos que maniobrar para entrar y es que una camper ha decidido que como no había otro sitio, se quedaba a dormir allí, pero tampoco ha aprovechado bien el espacio para no molestar y se ha puesto donde ha querido. Más de lo mismo: primero yo, luego yo y los demás, que arreen.

Ponemos rumbo a Albarracín. Buena carretera hasta casi llegar a Gea de Albarracín. Allí vemos a nuestra derecha una señal que indica el acueducto a 250 metros, el tramo IV, pero yo tenía anotado el siguiente, el III, porque este parece distar bastante de la carretera, así que continuamos unos 7 km. Allí encontramos un apartadero a la izquierda de la carretera donde dejamos la autocaravana y a la derecha hay una explanada con una señal que indica el acueducto. Pero por más que miro no encuentro la indicación de donde comienza así que inicio la subida por una pequeña  senda hasta que nos damos cuenta que es un camino de cabras y regresamos a la explanada. Es entonces cuando vemos la señal que nos dirige a  este tramo del acueducto que discurre a lo largo de la carretera.

En unos 200 metros encontramos una especie de trinchera por donde en su día circuló en agua. Caminamos por ella y llegamos a la zona donde el agua se introducía dentro de la roca. Unas ventanas iluminan este trozo.

Es impresionante pensar que ha sido excavado hace 2000 años a golpe de martillo. Tiene unos 90cm de ancho por uno 2 de alto aunque en algunos tramos es más bajo. Al parecer las medidas y sus variaciones no son aleatorias ya que calculaban la cantidad de agua que transportaba y la pendiente. Si la pendiente aumentaba, disminuían la altura.

En realidad la primera información que tuve de este lugar fue a través de un documental que emitía la  cadena 2 de TVE de un ingeniero arqueólogo, Isaac Moreno Gallo, que tiene varios episodios sobre ingeniería romana que va desde construcción de ciudades, carreteras, viaductos,…. Y es muy didáctico. Entonces tomé nota y siempre quise conocer este peculiar lugar. https://www.youtube.com/watch?v=g_cdLZeAgdY.  Hay otros videos en youtube más cortos.

Para los romanos era el acceso al agua lo que determinaba la construcción de una ciudad. Tan importante era que disponían de un cuerpo específico de funcionarios compuesto por ingenieros, topógrafos, administrativos, pregoneros, capataces de obra, fontaneros y esclavos.

Inicialmente eran los topógrafos los que calculaban el recorrido y desnivel. La distancia a cubrir por este acueducto, 25 km,  complicó mucho la obra y tuvieron que aprovechar en la medida de lo posible las curvas de desnivel. Comenzaron simultáneamente en varios puntos del trazado.

Este acueducto romano recogía las aguas del río Guadalaviar en Albarracín y las trasladaba hasta Cella, alternando galerías  excavadas en la roca con canales a cielo abierto y es considerada una de las obras hidráulicas más importantes de la península ibérica que data del siglo I de nuestra era.

Como el trozo visitado me supo a poco, pensé en regresar los 7km atrás hacia Gea. Angel me dijo, como siempre, que lo que yo decidiera y pensé que ya no iba a regresar por aquí, así que volvimos sobre nuestros pasos.

En Gea de Albarracin, a la entrada, a la izquierda, nos señala un aparcamiento público. Allí nos dirigimos y pese a que el camino continuaba, dejamos la autocaravana en una explanada para recorrer unos 300 m caminando.

Nos internamos en una estrecha garganta por la que en época de lluvias debe discurrir el agua. A ambos lados, paredes de rocas. Llegamos a una pequeña presa, subimos unas escaleras y un poco después nos encontramos en el centro del barranco, el Barranco del Burro.

A ambos lados del barranco paredes de piedra protegidas en algunos tramos por mallas metálicas, no muy estéticas, para evitar desprendimientos que se producen continuamente y podrían herir a alguien y en esas paredes observamos pequeñas ventanas. 

Este tramo del acueducto dicen que es uno de los tramos más bellos. A nuestra izquierda  y derecha se abre un tramo de él. Decidimos empezar en el tramo de nuestra izquierda.

Es aquí donde el acueducto se hace subterráneo con una galería que algunos tramos discurre a 60 metros de profundidad, volviendo a aflorar a la superficie cerca de Cella.

Para su construcción se excavaron 9 km de galerías con  casi un centenar de pozos de ventilación. Se calcula que el acueducto llevaba un caudal de unos 300 litros por segundo.


Nos adentramos en estos túneles excavados en la roca y bien iluminados por ventanas que se abren al barranco. Se puede caminar de pie y en el suelo hay tablones para salvar charcos de agua. Continuamos unos metros hasta salir a una trinchera y andamos por ella hasta encontrarla cortada por un derrumbe.

Regresamos al punto de partida y tomamos ahora la parte derecha por donde también caminamos unos metros hasta llegar a otro derrumbe que no ha sido limpiado, como el anterior.

Al parecer la calidad de la roca por la que discurre este acueducto es muy mala lo que ha originado continuos derrumbes y desprendimientos. En su época activa había un equipo de mantenimiento encargado de su limpieza. Las ventanas excavadas servían para acceder al interior, para trabajar en él y tirar el material.

Estamos completamente sorprendidos por este lugar, tan desconocido, tan poco publicitado y tan interesante. No hemos visto nada igual y se sale de la idea que teníamos de lo que es un acueducto romano. Y lo disfrutamos en completa soledad, lo que añade valor al lugar. Hasta que algún tiktoker lo descubra, lo cuelgue y se llene de adolescentes haciéndose selfies.  Menos mal que como dice nuestro hijo, a los tiktokers no les da por los acueductos de hace 2000 años. Esto le salva aunque también, lo puede condenar al olvido, a la escasa conservación y poca inversión. 


De cualquier forma, nos hemos considerado unos auténticos privilegiados por poder visitar un sitio tan espectacular y único como éste en la soledad en la que lo hemos hecho.

Al bajar nos cruzamos con un grupo de tres mujeres, dos de ellas de la tierra que acompañan a una riojana que desea visitar esto que es desconocido para las otras que son de la tierra.

Por último añadir que de este acueducto son visitables siete tramos.

De regreso a la autocaravana ponemos rumbo a Albarracín y aparcamos en un aparcamiento municipal a la entrada. Amplio. Vale 4 euros 24 horas pero una señal prohíbe expresamente la estancia entre las 10 y las 8 de la mañana.

Como no nos aclaramos con el parquímetro preguntamos a una autocaravana de las cinco o seis (más otras tantas campers) que estaban allí. Es alquilada y a un comentario nuestro afirma con contundencia que se puede pernoctar allí ya que no tendría sentido que cobraran por 24 horas.  La comento la prohibición que hay a la entrada y muy segura me habla de la  circular de la DGT que distingue entre estacionamiento, pernocta y  acampada.

Me quedo perpleja. ¡Madre mía!, seguro que estaba en el colegio cuando esa circular salió adelante y costó sangre, sudor, lágrimas y  demandas judiciales cuando multaban a las autocaravanas  simplemente por estacionar, quejas, protestas y  “sorderas” de las autoridades cuando hacías referencia a esta circular,  hasta que poco a poco se ha ido generalizando su conocimiento por parte de las policías locales  y autoridades, pero ella….sabe mucho y me dice que en la oficina de turismo les han dado permiso. Terminando con este inciso añado que lo pregunté en la oficina de turismo y me negaron que estuviera permitida la pernocta, principalmente porque es una zona inundable. Y yo añadiría que hay un área estupenda a la salida de la localidad.

Pero aquí únicamente disponen de un policía local que no puede atender a todo, aunque  sí tienen  cámaras de vigilancia. Pasará como en otros sitios. Terminarán por prohibir incluso el aparcamiento.

Me quejo de que no se nos puede acosar de esta manera, que no hacemos daño pernoctando en determinados sitios….donde no hay otros, pero aquí hay un área privada donde estamos ahora, estupenda, con luz, fregaderos, lavadora gratis, por 14 euros, y un camping que con el carnet de ASCI vale 21 euros. No podemos comportarnos de esta manera. Los franceses lo tienen claro y lo llevan a efecto: una señal de prohibición junto con la indicación de que  “el estacionamiento de autocaravanas está regulado en la localidad” informa claramente de que si se desea pernocta hay que dirigirse a los lugares establecidos para ello, área o camping, y si no, serás multado.  

Con este tipo de comportamientos nosotros mismos nos perjudicamos. Cada vez nos echan  de más de sitios por comportamientos incívicos y nos ha costado 20 años llegar aquí, a tener una red mediana de áreas donde poder descansar y cambiar aguas. 20 años, que se dice pronto para que ahora unos niñatos y otros que no lo son tanto, lo tiren a la basura.

Dejando atrás estas disquisiciones, ascendimos la cuesta y nos internamos por sus laberínticas  callejuelas.

Nos rodean casas pintadas de color ocre con sus balcones de madera que escalan las laderas de la montaña aferrándose a ella de forma ordenada fundiéndose con el entorno y conformando una imagen armoniosa y  sencilla. El paisaje que lo envuelve es también muy hermoso por lo que no es de extrañar que haya sido declarado como uno de los pueblos más bonitos de España, y en algunas publicaciones dicen que es el mejor.

Y sinceramente, es muy bello aunque también tengo que añadir que otros visitados en esta comarca del Maestrazgo o en Matarraña no son menos hermosos que este, aunque es cierto que Albarracín al ser  de mayor tamaño con viviendas más homogéneas y disfrutar de un entorno privilegiado, forma un conjunto que  lo hacen destacar sobre los demás.

Pero…tiene un “pero”: la cantidad de visitantes. Y es que los autocares  han desembarcado turistas que en grupos llenan algunos de los rincones más hermosos transitando por calles estrechas por donde nos tenemos que abrir paso dibujando retorcidas líneas.

Cerca de la iglesia nos encontramos con los franceses con los que coincidimos ayer en la parada del autobús y a quienes aconsejé visitar este bonito pueblo. ¡Qué pequeño es el mundo!. Estaban encantados con el descubrimiento de este pequeño rincón de la España despoblada y nos lo agradecieron nombrándome “su guía”. Les hablé del acueducto de Gea-Cella aunque no creo que lo visitaran. En realidad regresaban de haber pasado el invierno en Marruecos y se habían desviado para conocer Teruel y ahora iban destino a Zaragoza. Albarracín fue un “añadido” en su ruta de regreso a su país.

Sobre las 13 horas dimos por terminada la visita y nos dirigimos al área donde estamos ahora y que recomendamos. Por 14 euros estamos tranquilos, con luz y protegidos.

Encontramos el área (40.4089, -1.4280) un una explanada de fácil acceso y cerca de la localidad. Elegimos un lugar cerca de una pequeña arboleda. Hay una decena de autocaravans , pero exceptuando otra mas, las demás son extranjeras. Nos acomodamos para pasar la noche. 

Cambio de planes. 31 de marzo lunes

Mañana luminosa aunque fresca. Nos preparamos para dirigirnos a Calomarde donde hay una de las rutas mas bonitas del Maestrazgo. La del Barranco de la hoz o de Calomarde.

Antes paramos a disfrutar de las “Cascada Batida” en el camino y cerca ya de la localidad. Está a pocos metros de la carretera y con lo que ha llovido estos días disfrutamos del impresionante espectáculo del agua cayendo con fuerza estrepitosa hacia el vacío. No es muy alta, pero la cantidad de agua que desciende la embellece. Sobrecoge la fuerza con la que se descuelga.


Seguimos hacia el aparcamiento donde comienza la ruta del Barranco de Calomarde. Nos adentramos por una garganta abierta pero vamos encontrando mucha agua en el camino que tenemos que ir sorteando con equilibrios. Pero seguimos adelante y no deja de haber grandes zonas anegadas. Nos tememos que nos vayamos a mojar, pero eso quizás es lo que menos nos preocupa. Nos cruzamos con una pareja que regresa a la que preguntamos. Nos dice que el agua está por todo el camino y que en determinados puntos los equilibrios para evitarla  lo hacen peligroso y que las rocas están húmedas y por tanto resbaladizas. Así que una cosa es mojarse los pies o llenarse de barro y la otra es ya la posibilidad de algún pequeño accidente. Regresamos. Una pena porque el día era precioso.

Luego en la autocaravana conversamos con dos personas que se preparaban para iniciar la senda y les avisamos. Pero…vienen de Valencia, de las zonas de la Dana y dicen que ya saben que se van a mojar los pies y no les importa. Me acordé entonces en mis maravillosas fundas de plástico para los pies, las que utilice por la selva en Perú y que cumplieron perfectamente su función en contra de lo que pude pensar. Pero  aquí ya no solo era el agua y el barro; se sumaba el riesgo de sufrir algún percance y ya no tenemos la agilidad que teníamos antes y tenemos que ser precavidos.  Y cuando renuncio a visitas planificadas me inunda la melancolía porque pienso que ya no tengo edad para regresar aquí y hacerla alguna vez. Solo queda resignarme a que los años empiezan a limitarnos y eso, desde hace ya tiempo.

Frustrados por nuestra renuncia le propongo a Angel pasarnos por el nacimiento del Rio Cuervo al que no vuelvo desde hace más de 35 años y para allá nos dirigimos circulando por carreteras sumergidas en una bonito masa forestal de pinos y entre el verdor que caracteriza esta primavera tan lluviosa.

Cuando llegamos, como no, hay gente y siempre me pregunto que a qué se dedicarán.

Y el nacimiento está hermoso. La pared de roca tapizada de musgo exhala agua por muchos puntos que se precipita a una balsa transparente y limpia. Febrero y marzo han sido muy generosos con el agua, quizás ya demasiado, ya que la tierra parece no poder absorber más. Disfrutamos de un bonito espectáculo

Y para terminar también le propongo a Angel pasar por su pueblo, Priego de Cuenca y dormir en el convento de San Miguel. Y así lo hacemos.

En completa soledad esperamos la noche en este mágico lugar, colgado del estrecho y bajo una maravillosa cúpula estrellada. Hermoso y único broche para terminar  estos días.